BLOGS DE JOAQUÍN JOSÉ FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ

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Elvis en concierto en el Hotel Internacional de Las Vegas en 1969

Elvis cantando "Hound Dog" en el Milton Berle Show de la NBC en 1956

Elvis interpretando "If I Can Dream" en el trascendental especial "Elvis" para la NBC en 1968

viernes, 25 de junio de 2010

SANTA LUCIA / WRITE TO ME FROM NAPLES / MONA LISA








Inspirado por el título de la famosa canción “An American Trilogy” (trilogía de exaltación nacional en la que se fundían armoniosamente sonidos del siglo XIX asociados con la comunidad afroamericana, el Sur y el Norte de los Estados Unidos, y que siempre representaba una de las cimas más altas de los conciertos de Elvis a partir de 1972), he decidido incluir en esta entrada lo que podríamos llamar “An Italian Trilogy”. Además de tratarse de tres temas que atesoro de una manera muy especial en mi cancionero íntimo presleyano, con su selección conjunta aquí persigo básicamente tres objetivos fundamentales: dar muestra de la excelencia como baladista romántico “alla italiana” de Elvis; rendir homenaje a la música italiana, o de inspiración y temática italianas, que durante las décadas de los 50 y 60 consiguió dejar su impronta de calidad incluso en la siempre exigente escena musical estadounidense, así como a los destacados cantantes, italo-americanos en su gran mayoría, que cultivaron con maestría dicho género musical; y, por último, ofrecer unas pinceladas de un apartado de la producción musical de Elvis, quizá desconocido para el gran público, pero dotado de considerable interés: las “home recordings” (“grabaciones caseras”), de limitada calidad de sonido en ocasiones, pero tremendamente reveladoras del Elvis artista, de su formación, gustos e inquietudes musicales. La primera canción es una breve versión de la archiconocida “Santa Lucia”. Elvis la grabó el 10 de julio de 1963 en Radio Recorders, Hollywood, para la banda sonora de su película de 1964 “Viva las Vegas”, dirigida por el reputado George Sidney. En una escena de la misma, Elvis, ataviado como camarero de un hotel de Las Vegas, entona esta canción como parte de su estrategia para “reventar” la romántica cena de la atractiva Rusty Martin, el personaje de Ann Margret, de quien está enamorado, y el exótico y sofisticado conde italiano Elmo Mancini, a la sazón interpretado por el actor italiano Cesare Danova. “Santa Lucia” es un ejemplo muy representativo de la “canzone napoletana”, término genérico que designa diversas formas de canciones tradicionales napolitanas (lamentos de amor, serenatas, etc), cantadas normalmente por un solista masculino en la lengua propia de esta zona de Italia. “Santa Lucia”, originalmente una creación popular, fue transcrita en 1849 por Teodoro Cottrau, quien también la tradujo del original napolitano al italiano en las primeras fases del “Risorgimento” o unificación italiana. La canción es una “barcarolla”, melodía típicamente asociada con los gondoleros venecianos que imita con su ritmo el cadencioso y sincrónico movimiento de los remos. En concreto, “Santa Lucia” es la “barcarolla” de un remero napolitano que pregona sus servicios, invitándonos a subir a su embarcación para disfrutar de la pintoresca belleza del puerto del barrio de Borgo Santa Lucia en la Bahía de Nápoles:

Sul mare luccica l'astro d'argento,
Placida e l'onda, prospero il vento,
Venite all'agile barchetta mia!
Santa Lucia! Santa Lucia!

Sobre el mar reluce la luna plateada,
El mar es plácido, favorable el viento,
¡Subid a mi veloz barquita!
¡Santa Lucía! ¡Santa Lucía!

Muy a comienzos de la década de los sesenta, el público norteamericano empezó a comprobar que Elvis era mucho más que un cantante sureño de rock. Su amplio y poderoso espectro tonal, la imparable progresión de los colores de su paleta vocal, así como el liricismo y la emotividad que sabía imprimir a sus interpretaciones hicieron de él un baladista romántico de primer nivel. La capacidad, yo diría que innata, del cantante para conectar con el alma de muy diversos géneros musicales lo llevó a cosechar un enorme éxito con sus dos versiones inglesas de otros famosos ejemplos del cancionero napolitano: “O sole mio” (“It’s Now or Never”) y “Torna a Sorrento” (“Surrender”), ambas grabadas en 1960. Aunque de corta duración debido a los requerimientos de su emplazamiento dentro del filme, su interpretación en la lengua original de “Santa Lucia”, un tema popularizado en un primer momento por el gran tenor napolitano Enrico Caruso y posteriormente por Mario Lanza, famoso cantante y actor estadounidense, hijo de inmigrantes italianos, me parece de gran calidad: sentida, intimista, barnizada por su preciosa estética vocal y por el entrañable trémolo de la guitarra que imita el tradicional sonido de la mandolina napolitana. Las otras dos canciones que completan mi trilogía son grabaciones caseras. En los últimos años ha ido aflorando un número estimable de grabaciones de este tipo, en las que Elvis interpreta temas de entre un amplísimo abanico estilístico, en el contexto de relajadas veladas caseras en compañía de amigos o informales sesiones experimentales con colaboradores cercanos en busca de nuevos temas para sus grabaciones profesionales. En 1999 salió al mercado el interesante CD “The Home Recordings”, en cuyo libreto dos destacadísimos expertos en la música de Elvis, Ernst Jorgensen y Colin Escott nos aportan las siguientes líneas, muy esclarecedoras de la valía de este tipo de grabaciones: “Las interpretaciones nos obligan a mirar más allá de las imperfecciones técnicas de la grabación o el austero acompañamiento instrumental para descubrir algo del alma musical de Elvis Presley. Es la música que, liberado de toda presión comercial, Elvis cantaba para sí mismo y su círculo más cercano; es reveladora y conmovedora a partes iguales”. “Write To Me From Naples” es una composición de Alex Alstone y Jimmy Kennedy que Dean Martin (nacido Dino Paul Crocetti en Ohio en 1917, de padres inmigrantes italianos, Gaetano y Angela) convirtió en un exitoso single en el año 1957. Dean Martin es un miembro de la extensa nómina de crooners y baladistas italo-americanos que llevaban la canción italiana en sus venas y que han escrito sus nombres con letras de oro en la historia de la música popular estadounidense, como Frank Sinatra (Francis Albert Sinatra), Tony Bennett (Anthony Dominick Benedetto) o Bobby Darin (Walden Robert Cassotto), entre otros. No es de extrañar que Elvis seleccionase este tema en sus grabaciones caseras pues, según él mismo reconocía, Dean Martin fue una influencia fundamental en la gestación de su estilo vocal como baladista romántico. Yo, que me declaro ferviente admirador de Dean Martin, he tenido la oportunidad de comprobar a través de múltiples audiciones de sus canciones la enorme similitud existente entre ambos cantantes. Se cree que Elvis grabó “Write To Me From Naples” en torno a febrero de 1966 en el número 10550 de Rocca Place, en el exclusivo barrio californiano de Bel Air, una casa alquilada que solía ocupar por aquel entonces cuando se encontraba rodando películas en Hollywood. En el tema podemos oir a Elvis cantando al unísono con Charlie Hodge y Red West, dos amigos personales y estrechos colaboradores musicales suyos, en un momento de su carrera musical donde mostraba un especial interés por la exploración de las armonías vocales. La canción, muy a la medida del registro y textura vocal de Dean Martin o Elvis, es una preciosa balada romántica que responde al patrón del lamento de amor, que, como señalé más arriba, es una de las formas convencionales bajo las que se solía revestir la canción napolitana:

I can hear a mandolino
Softly entice,
While I raise a glass of vino
Praising your eyes.

Since we said Arrivederci
My poor heart cries
For a letter from you.

Write to me from Naples.
I love you and Naples,
Call me Cara Mia.


Oigo el suave encanto
De la mandolina,
Mientras levanto mi copa de vino
Para brindar por tus ojos.

Desde que nos dijimos adiós
Mi pobre corazón implora
Por una carta tuya

Escríbeme desde Nápoles.
Te amo a ti y a Nápoles.
Llámame cariño mío.

Es digna de reseñar la mención en la canción del “mandolino”, la mandolina de estilo napolitano, instrumento esencial en el acompañamiento de la “canzone napoletana”, como pudimos comprobar en la primera canción. Gracias al buen hacer artesanal de los reputados “luthiers” napolitanos, este instrumento se extendió a partir del siglo XVIII no sólo por el resto de Italia sino por otros muchos lugares del continente europeo. Completa la trilogía un tema hacia el que siento un cariño realmente especial, “Mona Lisa”. Fue compuesto en el año 1950 por Jay Livingston y Ray Evans para la banda sonora de la película “Capitán Carey” (“Captain Carey, USA”), interpretada por Alan Ladd. Durante el desarrollo de la acción del filme, que tenía lugar en Italia justo después de la Segunda Guerra Mundial, la canción sonaba interpretada en italiano en distintas ocasiones. “Mona Lisa” obtuvo el Oscar a la Mejor Canción Original, convirtiéndose en la primera canción de una película no-musical que alcanzaba dicho galardón. En el año 1956, la pareja Livingston-Evans volvería a cosechar un Oscar en la misma categoría con la inolvidable canción “Qué Será Será” (“Whatever Will Be, Will Be”) interpretada por Doris Day en la banda sonora del filme de Alfred Hitchcock “El hombre que sabía demasiado” (“The Man Who Knew Too Much”). El mismo año de su composición, 1950, Nat King Cole grabó su propia versión de “Mona Lisa” en inglés, que se convertiría en un enorme éxito, permaneciendo durante ocho semanas en el número 1 de las listas de singles de Billboard. La interpretación de Elvis que podemos escuchar aquí data de abril de 1959 y fue registrada en el número 14 de Goethestrasse, en la ciudad alemana de Bad Nauheim, donde el cantante residió durante su servicio militar en Europa. RCA barajó la posibilidad de que Elvis grabase algún tema profesionalmente en Alemania, para lo cual su padre Vernon adquirió un equipo de grabación marca Grundig. Con dicho equipo se grabó a Elvis cantando “Mona Lisa” acompañado tan sólo por su propia guitarra. Como adelanté arriba, mi relación con esta canción es muy especial por variadas razones: me encanta la sutil, delicada, poética y conmovedora interpretación de Elvis; soy un devoto del legado musical de Nat King Cole, cantante y pianista de inmenso talento que peregrinó desde el territorio del jazz al de la música popular, destacando sobremanera en el género de la balada romántica, de inspiración latina en muchos de los casos; atesoro en mi memoria músico-sentimental el día en que, estando mi padre tocando su guitarra, le comenté que me había comprado el CD de Elvis “The Home Recordings” y que en él cantaba una canción bellísima llamada “Mona Lisa” (que yo por aquel entonces no conocía): estaba todavía acabando de pronunciar el nombre de la canción cuando mi padre ya me la estaba rasgueando en su guitarra –probablemente sea a través de mi padre y de la música de Elvis como he tenido el privilegio de entablar conocimiento con una enorme cantidad de canciones de gran calidad de épocas muy anteriores a mi propio nacimiento; la canción me encandila, cautiva y atrapa de idéntica forma a como lo hace el enigmático cuadro de Leonardo da Vinci en el que aquella se basa:

Many dreams have been brought to your doorstep,
They just lie there and they die there.
Are you warm, are you real, Mona Lisa?
Or just a cold and lonely lovely work of art?

Muchos sueños han llegado hasta el umbral de tu puerta,
Para después reposar y morir allí.
¿Eres cariñosa, eres real, Mona Lisa?
¿O tan sólo una fría y solitaria encantadora obra de arte?

Encabezan la entrada, por este orden, la portada del CD “The Home Recordings”, en la que se ve a Elvis en Alemania con su guitarra y su equipo de grabación casero; la portada de “Off Duty With Private Presley”, un interesante CD de edición limitada que salió al mercado en febrero del presente año y que incluye nuevas grabaciones caseras inéditas del cantante realizadas durante su periodo militar y un extenso libreto de 100 páginas con fotos inéditas y completos textos informativos; una bella visión panorámica de la Bahía de Nápoles; Elvis, Dean Martin y Shirley Maclaine celebran el cumpleaños del segundo en los Estudios de la Paramount en Hollywood en 1961; un “mandolino napoletano”; portada de un disco de Nat King Cole con su éxito “Mona Lisa”; “Mona Lisa” o “La Gioconda” de Leonardo da Vinci.





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